Uno de los aspectos más conocidos de la lucha contra el cáncer desde la ciencia médica es la búsqueda de su cura. Sin embargo, son igual de importantes las investigaciones que buscan nuevos recursos para evaluar los distintos procedimientos que se usan para combatirlo y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Un ejemplo alentador es un nuevo estudio sobre el cáncer de vejiga. El estudio investigó la posibilidad de utilizar una prueba conocida como COXEN como biomarcador, relacionándolo con la respuesta del tumor a la quimioterapia, para así conocer las probabilidades de supervivencia de los pacientes luego de pasar por este tratamiento.
A la cabeza de la investigación estuvo Thomas W. Flaig del Centro Oncológico de la Universidad de Colorado en Estados Unidos.
Son moléculas biológicas que se encuentran en cualquier fluido o tejido del cuerpo humano y que con su estado, presencia o ausencia indican muchas cosas. Por ejemplo, pueden dar una idea de si un tratamiento ha sido favorable o desfavorable, revelar si un proceso biológico está dentro de los niveles normales, si existe una enfermedad o si el paciente sufre de alguna dolencia.
Esta prueba suele utilizarse para conocer la reacción de un tumor a un medicamento o a una combinación de medicamentos. La prueba genera una “puntuación” que permite medir la “expresión” (capacidad para formar proteínas) de un grupo de genes en el tumor.
Para saber si la prueba COXEN puede servir de marcador en los pacientes con cáncer de vejiga, se trabajó con 237 pacientes con cáncer localizado que iban a pasar por quimioterapia y luego por cirugía para la extirpación total del tumor. Se buscaba así saber si había alguna asociación entre el biomarcador y la respuesta del tumor a la quimioterapia.
Se dividió a los pacientes del estudio en dos grupos. Cada grupo de pacientes recibió un tipo distinto de quimioterapia. Los llamaremos “Grupo GC” (los que recibieron gemcitabina y cisplatino) y “Grupo MVAC” (los que recibieron una combinación de metotrexato, vinblastina, doxorrubicina y cisplatino).
Se establecieron niveles de puntuación COXEN diferenciados para ambos grupos (COXEN GC y COXEN MVAC). La puntuación indicaba dos niveles: “favorable” y “desfavorable”, divididos por un corte.
Luego de finalizado el tratamiento con quimioterapia, todos los pacientes fueron operados. A continuación, los médicos examinaron los tumores extirpados para ver si la quimioterapia había logrado reducirlos.
Entre los múltiples resultados presentados, se encontró que la puntuación COXEN GC (usada en el Grupo GC) podía predecir la respuesta del tumor a la quimioterapia en los pacientes de ambos grupos y que además era un predictor significativo de su supervivencia.Pero eso no era todo: al gran avance que significa este estudio para la lucha contra el cáncer de la vejiga, el Dr. Flaig añadió que sus conclusiones y data ya están contribuyendo en la evaluación de otras sustancias como biomarcadores.
Fuente: Clinical Cancer Research, (2021) 27 (9): 2435–2441.
Imagen: Mateus Figueiredo